Del nombre de lo que no necesita designarse, yo lo llamo Kia - No me atrevo a reclamarlo como a mi ser. El Kia que puede expresarse por ideas concebibles no es el Kia eterno que consume toda creencia - pero es el arquetipo del "self", la esclavitud de la mortalidad. Esforzandome a describir a "ello", escribo que puede ser llamado -aunque no usualmente- el 'libro de las mentiras'- (1). Es lo heterodoxo del poder original -una "vision" sutil que transmite de algun modo fortuito que la verdad esta en alguna parte. El Kia que puede ser vagamente expresado en palabras es el "Ni uno-ni otro", el "Yo" inmodificado dentro de la sensacion de omnipresencia, la iluminacion simbolicamente transcrita en el alfabeto sagrado y sobre el cual pronto escribire. Su emanacion es su propia intensidad, aunque no necesariamente, ha existido y existira, es la cuantia virgen - por su exhuberancia existimos. ¿Quién se atreve a decir donde, por que y como se relaciona? Por la labor del tiempo, el esceptico habita en sus limites. No relacionado con nada - pero permitiendo todas las cosas - elude su concepcion, aun asi es la quintaesencia de la concepcion puesto que la impregna de placer con significado. Anterior al Cielo y la Tierra en su aspecto que los transciende, pero no es la inteligencia, puede ser considerado como el principio sexual primordial, la idea de placer en auto-amor. Solamente el que ha logrado la postura de la muerte puede aprehender esta nueva sexualidad y su todopoderosa satisfaccion de amor. El que es siempre servil a la creencia, entorpecido por el deseo se identifica con este y puede ver sus infinitas ramificaciones en la insatisfaccion (2). Es el progenitor de si mismo y de todas las cosas, pero sin parecerse a nada, esta sexualidad en su pronta simplicidad, encarna lo duradero. El Tiempo no lo transforma de aquí que yo lo llame nuevo. Este principio sexual transcendental y la idea del self, son una y la misma cosa, identifica su tributo y sus infinitas posibilidades, la prematura dualidad, el misterio de misterios, la Esfinge en los portales de la completa espiritualidad. Todas las ideas concebibles empiezan y terminan como luz en su emocion, el extasis que induce la creacion de la idea del self. La idea es unidad por la formula del self, su necesaria realidad como continuidad, la cuestion de todas las cosas, todo este universo visible e invisible proviene de el. Como unidad concibio la dualidad, engendro la trinidad, y a su vez el tetragrammaton. La dualidad siendo unidad, es tiempo, la estructura de la concepcion, el eterno reflujo de la pristina realidad en libertad - siendo trinidad de dualidades, son los seis sentidos, las cinco facetas del sexo - proyectandose como el medio para la autoasimilacion en la negacion, como una sexualidad completa. Siendo tetragrammaton de dualidades es dodecaedrico (doce) en disposicion, el complejo humano, y puede ser llamado los doce mandamientos del creyente. El imagina al eterno decimal, su multiplicidad abrazando la eternidad, desde la cual emanan multiples formas que constituyen la existencia. Vitalizadas por el aliento del auto-amor, la vida es la consciencia de uno. Siendo el Self su fuerza opuesta, este es conflicto, armonia, vida y muerte alternandose. Estos cuatro principios son uno y lo mismo - la concepcion considerada como un "self" completo o consciente
September 28, 2006
Del nombre de lo que no necesita designarse, yo lo llamo Kia - No me atrevo a reclamarlo como a mi ser. El Kia que puede expresarse por ideas concebibles no es el Kia eterno que consume toda creencia - pero es el arquetipo del "self", la esclavitud de la mortalidad. Esforzandome a describir a "ello", escribo que puede ser llamado -aunque no usualmente- el 'libro de las mentiras'- (1). Es lo heterodoxo del poder original -una "vision" sutil que transmite de algun modo fortuito que la verdad esta en alguna parte. El Kia que puede ser vagamente expresado en palabras es el "Ni uno-ni otro", el "Yo" inmodificado dentro de la sensacion de omnipresencia, la iluminacion simbolicamente transcrita en el alfabeto sagrado y sobre el cual pronto escribire. Su emanacion es su propia intensidad, aunque no necesariamente, ha existido y existira, es la cuantia virgen - por su exhuberancia existimos. ¿Quién se atreve a decir donde, por que y como se relaciona? Por la labor del tiempo, el esceptico habita en sus limites. No relacionado con nada - pero permitiendo todas las cosas - elude su concepcion, aun asi es la quintaesencia de la concepcion puesto que la impregna de placer con significado. Anterior al Cielo y la Tierra en su aspecto que los transciende, pero no es la inteligencia, puede ser considerado como el principio sexual primordial, la idea de placer en auto-amor. Solamente el que ha logrado la postura de la muerte puede aprehender esta nueva sexualidad y su todopoderosa satisfaccion de amor. El que es siempre servil a la creencia, entorpecido por el deseo se identifica con este y puede ver sus infinitas ramificaciones en la insatisfaccion (2). Es el progenitor de si mismo y de todas las cosas, pero sin parecerse a nada, esta sexualidad en su pronta simplicidad, encarna lo duradero. El Tiempo no lo transforma de aquí que yo lo llame nuevo. Este principio sexual transcendental y la idea del self, son una y la misma cosa, identifica su tributo y sus infinitas posibilidades, la prematura dualidad, el misterio de misterios, la Esfinge en los portales de la completa espiritualidad. Todas las ideas concebibles empiezan y terminan como luz en su emocion, el extasis que induce la creacion de la idea del self. La idea es unidad por la formula del self, su necesaria realidad como continuidad, la cuestion de todas las cosas, todo este universo visible e invisible proviene de el. Como unidad concibio la dualidad, engendro la trinidad, y a su vez el tetragrammaton. La dualidad siendo unidad, es tiempo, la estructura de la concepcion, el eterno reflujo de la pristina realidad en libertad - siendo trinidad de dualidades, son los seis sentidos, las cinco facetas del sexo - proyectandose como el medio para la autoasimilacion en la negacion, como una sexualidad completa. Siendo tetragrammaton de dualidades es dodecaedrico (doce) en disposicion, el complejo humano, y puede ser llamado los doce mandamientos del creyente. El imagina al eterno decimal, su multiplicidad abrazando la eternidad, desde la cual emanan multiples formas que constituyen la existencia. Vitalizadas por el aliento del auto-amor, la vida es la consciencia de uno. Siendo el Self su fuerza opuesta, este es conflicto, armonia, vida y muerte alternandose. Estos cuatro principios son uno y lo mismo - la concepcion considerada como un "self" completo o consciente
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