Moncho & Seth
La propia imagen actual tiene una imagen virtual que le corresponde como doble o como reflejo; el objeto real se refleja en espejo como objeto virtual que, por su lado y simultaneamente, envuelve o refleja a lo real. Se trata de una imagen de dos caras: actual y virtual.
Este pequeño circuito formado por una cara actual y una virtual forma una imagen-cristal.
La imagen-cristal tiene dos caras que no se confunden; la confusión es un simple error de hecho que no afecta la discernibilidad: la confusión está sólo "en la cabeza" de alguien. En cambio la indescirnibilidad constituye una ilusión objetiva; ella no suprime la distinción de las dos caras, sino que la hace inasignable, pues cada cara toma el lugar de la otra en una relación que es preciso calificar de presuposición recíproca o reversibilidad.
No hay virtual que no se torne actual en relación con lo real; mientras que por idéntica relación lo actual se torna virtual. Son un revés y un derecho perfectamente reversibles. Imágenes mutuas en las que se opera un intercambio.
Así pues, la indescirnibilidad de lo real y lo imaginario, de lo presente y lo pasado, lo actual y lo virtual, no se produce de ninguna manera "en la cabeza", sino que constituye el espíritu objetivo de ciertas imágenes existentes, dobles por naturaleza.
Lo que es actual es siempre un presente, pero precisamente el presente cambia o no sucede. El presente tiene que pasar para que llegue un nuevo presente, pero tiene que pasar al mismo tiempo que está presente. La imagen, por lo tanto, tiene que ser siempre presente y pasado: aún presente y ya pasado, a la vez, al mismo tiempo. El presente no sucede al pasado que ya no es, coexiste con él. El presente es la imagen actual, su pasado es la imagen virtual que coexiste con él de forma reversible.
Nuestra existencia actual, a medida que se desenvuelve en el tiempo, se duplica en una existencia virtual, una imagen en espejo. Todo momento de nuestra existencia ofrece estos dos aspectos: actual y virtual.
Moncho + Seth
Este pequeño circuito formado por una cara actual y una virtual forma una imagen-cristal.
La imagen-cristal tiene dos caras que no se confunden; la confusión es un simple error de hecho que no afecta la discernibilidad: la confusión está sólo "en la cabeza" de alguien. En cambio la indescirnibilidad constituye una ilusión objetiva; ella no suprime la distinción de las dos caras, sino que la hace inasignable, pues cada cara toma el lugar de la otra en una relación que es preciso calificar de presuposición recíproca o reversibilidad.
No hay virtual que no se torne actual en relación con lo real; mientras que por idéntica relación lo actual se torna virtual. Son un revés y un derecho perfectamente reversibles. Imágenes mutuas en las que se opera un intercambio.
Así pues, la indescirnibilidad de lo real y lo imaginario, de lo presente y lo pasado, lo actual y lo virtual, no se produce de ninguna manera "en la cabeza", sino que constituye el espíritu objetivo de ciertas imágenes existentes, dobles por naturaleza.
Lo que es actual es siempre un presente, pero precisamente el presente cambia o no sucede. El presente tiene que pasar para que llegue un nuevo presente, pero tiene que pasar al mismo tiempo que está presente. La imagen, por lo tanto, tiene que ser siempre presente y pasado: aún presente y ya pasado, a la vez, al mismo tiempo. El presente no sucede al pasado que ya no es, coexiste con él. El presente es la imagen actual, su pasado es la imagen virtual que coexiste con él de forma reversible.
Nuestra existencia actual, a medida que se desenvuelve en el tiempo, se duplica en una existencia virtual, una imagen en espejo. Todo momento de nuestra existencia ofrece estos dos aspectos: actual y virtual.
Moncho + Seth
(modelos invitados)
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