January 13, 2007
Moncho & Seth
La propia imagen actual tiene una imagen virtual que le corresponde como doble o como reflejo; el objeto real se refleja en espejo como objeto virtual que, por su lado y simultaneamente, envuelve o refleja a lo real. Se trata de una imagen de dos caras: actual y virtual.
Este pequeño circuito formado por una cara actual y una virtual forma una imagen-cristal.
La imagen-cristal tiene dos caras que no se confunden; la confusión es un simple error de hecho que no afecta la discernibilidad: la confusión está sólo "en la cabeza" de alguien. En cambio la indescirnibilidad constituye una ilusión objetiva; ella no suprime la distinción de las dos caras, sino que la hace inasignable, pues cada cara toma el lugar de la otra en una relación que es preciso calificar de presuposición recíproca o reversibilidad.
No hay virtual que no se torne actual en relación con lo real; mientras que por idéntica relación lo actual se torna virtual. Son un revés y un derecho perfectamente reversibles. Imágenes mutuas en las que se opera un intercambio.
Así pues, la indescirnibilidad de lo real y lo imaginario, de lo presente y lo pasado, lo actual y lo virtual, no se produce de ninguna manera "en la cabeza", sino que constituye el espíritu objetivo de ciertas imágenes existentes, dobles por naturaleza.
Lo que es actual es siempre un presente, pero precisamente el presente cambia o no sucede. El presente tiene que pasar para que llegue un nuevo presente, pero tiene que pasar al mismo tiempo que está presente. La imagen, por lo tanto, tiene que ser siempre presente y pasado: aún presente y ya pasado, a la vez, al mismo tiempo. El presente no sucede al pasado que ya no es, coexiste con él. El presente es la imagen actual, su pasado es la imagen virtual que coexiste con él de forma reversible.
Nuestra existencia actual, a medida que se desenvuelve en el tiempo, se duplica en una existencia virtual, una imagen en espejo. Todo momento de nuestra existencia ofrece estos dos aspectos: actual y virtual.
Moncho + Seth
Este pequeño circuito formado por una cara actual y una virtual forma una imagen-cristal.
La imagen-cristal tiene dos caras que no se confunden; la confusión es un simple error de hecho que no afecta la discernibilidad: la confusión está sólo "en la cabeza" de alguien. En cambio la indescirnibilidad constituye una ilusión objetiva; ella no suprime la distinción de las dos caras, sino que la hace inasignable, pues cada cara toma el lugar de la otra en una relación que es preciso calificar de presuposición recíproca o reversibilidad.
No hay virtual que no se torne actual en relación con lo real; mientras que por idéntica relación lo actual se torna virtual. Son un revés y un derecho perfectamente reversibles. Imágenes mutuas en las que se opera un intercambio.
Así pues, la indescirnibilidad de lo real y lo imaginario, de lo presente y lo pasado, lo actual y lo virtual, no se produce de ninguna manera "en la cabeza", sino que constituye el espíritu objetivo de ciertas imágenes existentes, dobles por naturaleza.
Lo que es actual es siempre un presente, pero precisamente el presente cambia o no sucede. El presente tiene que pasar para que llegue un nuevo presente, pero tiene que pasar al mismo tiempo que está presente. La imagen, por lo tanto, tiene que ser siempre presente y pasado: aún presente y ya pasado, a la vez, al mismo tiempo. El presente no sucede al pasado que ya no es, coexiste con él. El presente es la imagen actual, su pasado es la imagen virtual que coexiste con él de forma reversible.
Nuestra existencia actual, a medida que se desenvuelve en el tiempo, se duplica en una existencia virtual, una imagen en espejo. Todo momento de nuestra existencia ofrece estos dos aspectos: actual y virtual.
Moncho + Seth
(modelos invitados)
January 05, 2007
Ruki strikes again
Nuestro invitado de hoy, Ruki
"La palabra Paraiso es una derivación del antiguo idioma persa: un lugar verde" (Derek Jarman)
Ruki y el Expresionismo
RUKI
La luz como grado (lo Blanco) y el cero (lo Negro) entran en relaciones concretas de contraste o de mezcla.
La acumulación puede ser de Luz o de Sombra, así como las prolongaciones pueden ser de Sombra o de Luz.
El Expresionismo no se cansa de pintar el mundo como un Rojo sobre Rojo, uno que remite a la terrible vida no orgánica de las cosas y, el otro, a la sublime vida no psicológica del espíritu. El todo se ha vuelto la intensificación propiamente infinita que se ha desprendido de todos los grados, que ha pasado por el fuego, pero sólo para romper sus ataduras sensibles con lo material, lo orgánico, lo humano, soltarse de todos los estados del pasado y descubrir así la forma espiritual abstracta del porvenir.
El Expresionismo no concibe más que el todo del un universo espiritual engendrando sus propias formas abstractas, sus seres de luz, sus ajustes que parecen falsos al ojo sensible. El Expresionismo deja fuera el Caos del hombre y la naturaleza. O más bien nos dice que no habrá sino Caos sino alcanzamos ese universo espiritual del que con frecuencia él mismo duda: a menudo el fuego del Caos vence, o se nos anuncia que vencerá aún por largo tiempo.
[Gilles Deleuze]